3.11.10

y sin darnos cuenta se nos pierden los días

Me encantaba no dormir. Pasar la noche en vela sin más compañía que 
las típicas canciones que siempre conseguían sacarme dos o tres lagrimillas, 
el incienso olor a jazmín y un té de esos que te desvelaban, en teoría. 
Aborrecía tener que acostarme a las 12 de la noche como los otros.
Yo quería ser diferente. 
Disfrutar de esas horas que nunca nadie echa de menos. Las horas muertas.
Quería leer, soñar despierta, bailar, congelar momentos, escribir, dibujar.
Deseaba hacer de todo; todo lo que durante el día no había empezado siquiera.
Pero siempre acababa frustrada. Agotada en mis propios intentos de vencerme,
en lo que una vez fueron mis más bonitos sueños.
Y me veo ahora, a la una de la mañana con muy pocas ganas de acostarme.
Porque hoy ha sido uno de esos días perdidos.
Días en los que me arrepiento de no haber conseguido nada.
Y con las prisas se me ha acabado el tiempo, y quién sabe, 
quizá con las prisas también se me acabe la vida.  

2 comentarios:

Mayra dijo...

Me ha encantado la entrada. Bueno, me encanta el estilo, es tan... intimista; o, no se, pero me quedo con que me encanta.

Lacalledelrecuerdo dijo...

Hay días perdidos que sirven para coger con más fuerza el mañana. De vez en cuando viene bien un día perdido en el que recordar el pasado para vivir el futuro disfrutando del presente. Kisses!